Aún recuerdo como antes
rondabas siempre mi puerta
y como me regalabas
entre caricias sutiles
besos de dulce fresas.
Añoro tanto tu presencia
que ayer pasé por tu calle,
para sentirte más cerca.
Una sensación enorme
de desilusión y tristeza
recorrió todo mi cuerpo
al ver tu cara risueña.
Con sigilo te observaba
detrás de la madreselva,
miraba como la luna
alumbraba tu rostro de estrella,
ni el cielo pudo calcar
una expresión tan tierna.
La luna reflejaba en tu tez,
noches de primavera
ni las rosas, ni el jazmín,
ni tampoco las azucenas
dibujaban entre sus formas
tan sutil y hermosa belleza…
Te vi reír con tus amigos,
mientras lloraba tu ausencia,
el aire besaba tu imagen
y tu cara parecía contenta.
Y la tristeza de mi alma
rompía en lágrimas necias.
En tu semblante reflejos
de risas y de verbena
y nuestro amor agonizante
esperaba su condena.
Deprisa corrí hacia mi casa
abrí corriendo la puerta
y me recliné en mi cama
dejando mis lágrimas sueltas.
mi alcoba de pena muerta,
tu nombre susurré
y lloré en silencio mi pena.
Margary Gamboa.
¡Cuánta sensibilidad!
ResponderEliminarY..., él como si nada, ¡Vamos!
Con afecto
JT
Si es verdad, es que los hay muy insensibles, jejejej.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por la visita.
Un saludo.
Margary.