de un destello en el silencio.
A veces lloro a escondidas
porque tus manos no encuentro,
y me refugio en el olvido
como un pájaro enfermo.
Manos trémulas del alma,
recorren mi sentimientos,
sin permiso, sin licencia
entre caprichosos momentos.
A veces lloro a escondidas
sin que nadie pueda verlo
fuiste mí ángel un día
caído desde los cielo.
Manos trémulas del alma,
de calor a dulces besos,
a brisas de días de lluvias,
a distancia, a lamentos.
En el espejo del alma
conservo tu
brillo eterno
y aquella
risa cautiva
aún se enreda en mis recuerdos.
Margary Gamboa. ©todos los derechos reservados.
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